Si ya hay un mes dedicado a algo, es que ese algo es un problema.

Y sí, tenemos el mes de la dermatitis atópica, y ahora que termina os vamos a contar unas ositas al respecto.

Los estudios sobre la dermatitis atópica elaborados en las últimas décadas no dejar lugar a dudas: su frecuencia se incrementa de forma significativa en la población de países desarrollados. Según un estudio muy completo, aunque algo antiguo (de 2009), se estimó que el 34% de la población europea presentaba la piel muy sensible, y de estas personas, el 31% tenía una afección dérmica. Y a día de hoy se considera que en España que el 20% de los niños tiene dermatitis atópica. Y eso es muchísimo.

Aunque no se sabe con certeza cuál es la causa de la dermatitis atópica, sí sabe cómo se ocasiona. La ausencia de una enzima, que interviene en el metabolismo de los ácidos grasos que sirven de capa cementante de las células cutáneas, provoca un aumento de la permeabilidad cutánea.  Esto se traduce en una pérdida excesiva de agua y por tanto en un descenso de la capacidad de la piel para mantenerse hidratada, lo que acaba produciendo una alteración de la inmunidad celular local que ocasiona las colonizaciones bacterianas y los procesos inflamatorios y de picor.

Esta es una enfermedad inflamatoria, resultado de una combinación de condiciones hereditarias (la carencia de la enzima parece asociada a un determinado cromosoma) y otras ambientales (cuanto más deshidratada esté la piel, más fácil será de colonizar por organismos infecciosos) que desencadenan una erupción cutánea, acompañada de un intenso picor que un importante malestar físico.

Cómo se produce esta afección

La piel es un tejido del cuerpo con una función vital, servir de barrera entre el interior y el exterior. Pero la clave de esta función se encuentra en su especificidad. Y es que la piel es una barrera altamente especializada. Cubre y protege todo nuestro cuerpo de las agresiones externas, ya sean climáticas, física o químicas. En concreto, defiende el interior del organismo de los agentes patógenos que pudieran atacarlo y, además, regula la cantidad de agua que entra y sale. Por eso, la dermatitis atópica ocurre cuando la función barrera protectora de la piel ha fallado: está alterada y ya no cumple su función. Las células que forman el entramado exterior de la piel, a modo de tejas, requieren de una mezcla cementante (formada por una estructura de proteínas y una mezcla de grasas) que les de cohesión. En una situación de déficit de esa argamasa grasa como la que provoca la dermatitis atópica, la estructura de la epidermis se encuentra alterada, el tránsito del agua es defectuoso y la posibilidad de que agentes patógenos se asienten en esa piel es muy elevada. Esto es lo que produce las pequeñas infecciones que generan picor y malestar, pero que en situaciones de alteraciones infecciosas continuadas pueden llegar a ocasionar el desarrollo de otras patologías más complejas.

Cómo convivir con la dermatitis atópica

Las características de esta afección proporcionan la clave de dos formas eficaces de paliar las consecuencias de esta dolencia. Por una parte, será básico (1) combatir el déficit graso existente. Por otra, de forma paralela, habrá que evitar que el déficit graso se vea agravado por una (2) higiene agresiva por el tipo de jabones y detergentes utilizados.

Por eso, para paliar el déficit graso será imprescindible: 1º la utilización de cremas altamente hidratantes que mantengan funcional la barrera hidrolipídica de la piel y, 2º el uso de jabones suaves que no eliminen la escasa capa grasa de la piel con cada lavado.

Para conseguir esto, en Marta Kaufmann tenemos dos ayudas imprescindibles: hemos elaborado una crema muy especial, el BODY MILK DE OLIVA, con una incidencia muy positiva en las pieles atópicas gracias a una combinación de materias primas naturales (aceites y ceras vegetales, agua y glicerina vegetal), que producen una emulsión de gran capacidad hidratante, suavizante y protectora. Pero además contamos con nuestro Jabón NATURA de ANJANA, que permite una limpieza suave y ajustada a las necesidades de las pieles atópicas.

El uso conjunto y continuado del Jabón Natural y del Body Milk de Oliva consigue que la piel seca o descamada se vuelva suave, de tacto uniforme, recupere su elasticidad y adquiriera un aspecto nutrido.

De forma habitual, esta crema densa y aceitosa es perfecta para su aplicación sobre el cuerpo húmedo. Porque a pesar de lo que parece, una vez esparcida y emulsionada con las gotas de agua que quedan en la piel y tras secarse con normalidad, la piel no queda grasa y está tersa y suave.

Pero, además, en casos de piel muy seca y dañada, puede aplicarse la crema directamente sobre la piel seca, lo que consigue mitigar picores y aportar elasticidad. Eso sí, hay que contar con que inicialmente puede quedar un poco grasa. De todas formas, cómo éstas son situaciones de gran necesidad de hidratación, la absorción suele ser casi inmediata.

Causas de esta afección

Como ya he dicho antes, no se conoce de forma exacta qué es lo que ocasiona la dermatitis atópica, pero los síntomas nos dan pistas de qué es lo que la desencadenan.

Así, se sabe que el gran incremento de esta afección se asocia a un modo de vida desarrollado. Por tanto, serán los condicionantes ambientales de este modelo de vida los que estén actuando. De hecho, se ha acuñado el término de “eccema urbano” para definir a las lesiones que ocasiona la dermatitis atópica.

Y si tenemos en cuenta a lo que sometemos a nuestra piel en un entorno urbano, lo que nos queda por pensar es que es raro que no ocurran más cosas.

Porque un entorno urbano supone para la piel una serie de factores muy negativos: vivimos en ambientes calefactados y normalmente secos, que favorecen la deshidratación de la piel; nos lavamos a diario con sustancias detergentes agresivas para la capa de sebo que protegen la piel; la calidad del aire es baja y hay una presencia excesiva de materiales contaminantes que funcionan como irritantes de la piel; y finalmente, carecemos del contacto con las fuentes normales de estimulación del sistema inmunitario del ser humano como eran los espacios naturales en los que se tenía contacto con la fauna y la flora.

Es decir, maltratamos a nuestra piel. Y claro, nos da problemas. ¿Qué esperábamos?

Ante esta situación, un poco de piedad con nuestro tejido más amplio en forma de crema hidratante, rica y natural, parece más una necesidad que un capricho.

Cuídense la piel. Solo tenesmos una, y debe durarnos.